27 abril 2007

Amaneciendo en Saavedra

27 de abril, 8:40 am, 7° y un estado somnoliento que me persigue como cada día. Caminando hacia la parada del bondi, las piernas me llevan solo hacia el destino que hace tiempo aprendieron ya. El sol de frente como es habitual en esta época del año calienta mi cara fría y solidifica las lagañas que a pesar de limpiar de mi rostro al levantarme, resurgen como en un llamado de que mi cuerpo no estaba listo para comenzar el día. Los tibios destellos acarician mi alma como recordándome su belleza y reclamando que no los olvide. Me detengo, saco la cámara y hago dos capturas; me gustan, el sol sabe pintar de dorado las superficies cotidianas para transformalas en algo único.


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