28 junio 2007

Rosas blancas

Las verdaderas cosas puras, no merman su belleza con el tiempo. Sino que con dignidad se someten al paso de este. Como estas rosas, que luego de su apogeo, sera irán marchitando; jamás entrarán en trucos viles para ocultarlo. Distinto nosotros, los humanos. Que ante la primera imperfección entregamos nuestra dignidad al filo de un bisturí en alguna clínica de estética. La verdadera belleza es eterna, porque entra por los ojos pero se graba en el corazón.



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