A veces emprendemos un viaje con equipaje suficiente para toda la vida, cuando sabemos que sólo será un fin de semana. Como las relaciones condenadas al fracaso, que nos hacen estremecernos a cada paso, a cada mirada, que sabemos que luego de la caricia vendra el viento frío de la soledad; pero aún así apostamos por ella. Cómo navegando de noche hacia las rocas sin mirar la luz del faro. A veces vale la pena sentir el viento en la cara por más que sea durante una caída.
1 comentario:
"A veces vale la pena sentir el viento en la cara por más que sea durante una caída".
¿¿sino como sentimos que estamos vivos?
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