17 octubre 2008

A contraluz

A veces somos una sombra, a veces nos definimos por la luz que no dejamos pasar, la que capturamos para nosotros. A veces no proyectamos otra cosa que una forma indefinida en el piso, llena de dudas y temores. Otras veces irradiamos la luz que reflejamos y proyectamos colores en un espejo de agua. Somos lo que hacemos con la luz que nos llega, somos como dejamos que nos vean. A veces dejo que sólo vean mi sombra, porque mi sombra siempre será sombra y nadie la puede destruir. A veces, muy pocas, dejo que me vean reflejado en un lago, dejo mi alma expuesta. A veces el que la vió, arrojó una piedra al agua, quizás jugando, agitando mi reflejo y deformándolo. Y yo, que a veces no entiendo algunos juegos, salgo corriendo y me escondo, hasta que las aguas se tranquilicen, y mi reflejo sea el mismo de siempre.

A contraluz

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Y a veces -sin importar sombra o reflejo- se vé más allá de lo que se proyecta. Porque hay miradas que ven más allá de las armaduras y llegan al alma.
Y eso que se vió es dificil de olvidar...

Saludos!!!

Anónimo dijo...

Y a veces Hernan se presta a la joda y se deja sacar una foto saliendo del baño...